El caballo criollo es una raza que tuvo sus inicios durante la prehistoria, habitando el continente Americano. A pesar que se dio por extinto, a través de distintas organizaciones, se ha logrado multiplicar, pudiendo preservar su existencia. Se consideran uno de los ejemplares de mayor resistencia, siendo útiles en un gran número de labores.
Origen del Caballo Criollo
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Desde la prehistoria, ya en América se encontraba habitando una raza equina. Los cambios geológicos y climáticos los hizo desaparecer y su resurgimiento en el continente fue obra de circunstancias fortuitas. En ese sentido el caballo criollo se originó de la inserción de caballos andaluces en tierras suramericanas en tiempos de la conquista y colonización española.
Muchos de esos caballos se escaparon de sus dueños y se hicieron a la vida salvaje, realmente hubo un proceso de mestizaje equino, porque no solo eran caballos andaluces, sino que los había de ascendencia árabe y portugueses. Esa cohabitación fue dando innumerables cruces que a través del tiempo ha configurado al caballo criollo. Esos animales en libertad en paisajes distintos a los europeos se volvieron salvajes. Vueltos a domesticar mediante la doma sirvieron en los ejércitos independentistas de América del Sur.
Los registros coloniales informan que los caballos entraron a América por Santo Domingo, allí vivieron procesos de adaptación y reproducción, pasando luego a Tierra Firme. Los territorios de las actuales repúblicas de Colombia, Panamá y Venezuela serán los espacios donde se inició la cría de los equinos. Más al sur, en las pampas sureñas los caballos tuvieron que adaptarse a condiciones más rudas, lo que hizo que los animales se hicieran más fuertes, vivaces y despiertos. Los caballos se hicieron cimarrones en las llanuras sureñas. Allí los indígenas los utilizaron para muchas actividades, entre esas la caza.
Oficialmente se llevaron registros para determinar el tamaño de las manadas. Poco a poco se fue domando, luego de las guerras independentistas gradualmente se fue descuidando al animal criollo. Eran tan abundantes los caballos que se podría decir que cada persona tenía uno propio.
El caballo criollo se asentó en las fincas y haciendas, contribuyendo con su esfuerzo a la economía familiar. Al interior de las sociedades americanas los caballos criollos no tenían una figuración particular. Llamaban más la atención los traídos de Europa, la importación se fue incrementando y en esa medida se probaron cruces entre los animales criollos y los recién llegados.
Tal proceso produjo resultados positivos: los frutos del cruce de razas resultaban altamente productivos, eran más resistentes y soportaban faenas que para el equino criollo podían ser fatigosas. Sin embargo no todos los dueños de caballos criollos decidieron experimentar y mantuvieron los caballos criollos sin mestizar. Estos hacendados fieles al caballo criollo favorecieron a la raza criolla evitando su extinción. Así transcurrió el siglo XIX.
A partir del siglo XX, en distintos países del continente americano empezaron a surgir distintos criaderos, de tal manera que se pudiera perpetuar la existencia de los caballos criollos.
Críanza
La defensa del caballo criollo ha dado paso a fuertes organizaciones que defienden plenamente al animal. Los criadores han desarrollado conciencia. Reconocen la importancia del caballo y crean las condiciones idóneas para la cría y desarrollo de los animales. Al respecto manejan información sobre los periodos de gestación, los procedimientos alimentarios, los programas de vacunación, entre otros aspectos del cuidado de los equinos.
Al respecto de la gestación, las yeguas cuentan con condiciones ambientales para parir. La gestación es de once meses. Pocas se reproducen antes de los 18 meses, en general el evento ocurre alrededor de los 3 años de edad. El nacimiento de los potros se da en primavera, en horas nocturnas. Al nacer el potro tiene unas piernas que equivalen al 90% del largo de un adulto, cuestión que les dificulta la alimentación. Aunque las yeguas tienen ciclos naturales de reproducción estimulados por la radiación solar, este ciclo suele adelantarse si en los establos hay luz artificial permanentemente.
Comportamiento del Caballo Criollo
El caballo criollo al lado del hombre desarrolla autonomía, perseverancia, resistencia y valentía, razones que lo convierten en extraordinarios colaboradores. De naturaleza enérgica poseen un andar rápido, disciplinado y amable trato con los humanos.
Utilidad
Los caballos criollos son animales que funcionan perfectamente en las distintas actividades para las que son solicitados, en la actualidad además del acompañamiento en las faenas agrícolas, brindan excelentes resultados en los rodeos, en el polo y otras actividades de ocio.