Caballo menorquín

El caballo menorquín, una raza de la península ibérica, que ha formado parte de la cultura de Menorca durante un largo tiempo, ha logrado resaltar por su obediencia y docilidad, siendo no solo protagonista de las festividades de la región. Estas características lo han convertido en un ejemplar indicado para actividades de comercio y transporte.

Origen del Caballo menorquín

Una de las razas más antiguas que se ha registrado a lo largo de la historia, es el caballo menorquín. Se le ha reconocido de los territorios de Menorca, pero se le considera originario de la península ibérica, ya que tiene un parecido muy similar con razas catalanas y mallorquinas.

 

Caballo menorquín

Las características de insularidad de Menorca permitió la evolución de un animal con rasgos propios, a partir de algunos cruces inevitables, en razón de ser la isla asentamiento de varias civilizaciones y lugar de actividades comerciales de la cuenca mediterránea.

Un rasgo típico de dicho caballo es el color negro. Este animal está enraizado en la vida y tradiciones de los pueblos de Menorca, convertido en patrimonio cultural. Otros rasgos resaltantes son el cuello alargado y ligeramente arqueado,  con largas y abundantes crines. En el caso del caballo menorquín, su vida promedio es de 25 años, con un periodo de gestación de 12 meses.

Un aspecto negativo para la supervivencia del caballo fue la inclusión de las máquinas en las actividades agrícolas, porque esto afectó el incremento poblacional. Sin embargo hubo interés de preservar la raza y en la actualidad hay bancos de esperma para prevenir su decrecimiento.

Crianza

El caballo menorquín requiere de ciertas condiciones para su crecimiento y desarrollo. Además de un espacio cónsono con las características del animal, se requiere de monitoreo frecuente, aplicación de vacunas con la periodicidad necesaria para crear las defensas contra potenciales enemigos, asimismo eliminación de parásitos externos e internos. Igualmente, hay que darle atención odontológica para limar los odontofitos. Los veterinarios deben hacer dos revisiones anuales a esta raza de equinos.

Comportamiento del Caballo menorquín

El caballo menorquín se caracteriza por ser tranquilo, amigable, obediente, muy expresivo y brioso a la vez. Rasgos de comportamiento configurados por un modo de vida asociado a la evolución económica y cultural de la isla de Menorca. Tales rasgos fueron valorados desde muy antiguo lo que permitió su inclusión en crónicas y obras de la literatura. Destacan sobre todo la descripción de la doma del caballo.

Utilidad

Hablar del caballo menorquín es introducirse en la vida cultural de los pueblos que habitan la isla. La presencia destacada de estos equinos en las festividades tradicionales como las celebraciones de Sant Joan los ha convertido en patrimonio insular. En estas fiestas religiosas participan en función del dominio, seguridad, elegancia y agilidad que manifiestan en medio de la multitud. Al respecto destaca el bot, ejercicio de elevación en la que el caballo menorquín se sostiene con gran estabilidad sobre sus patas traseras, lo que impresiona gratamente a la muchedumbre.

Pero no solo se ha formado la formación de destrezas en el animal, sino que su figura se ha trasladado a otras actividades de orden económico o cultural: un estilo de doma, donde el jinete sujeta las riendas del animal con su mano izquierda, y en paralelo, teniéndolo  como motivo central, existe una herrería particular y el tema de los bordados para el adorno festivo.

Estos animales han sido históricamente valorados por su importancia en las labores agrícolas y fuente dietética para los pobladores. Desde tiempos remotos y entrados en siglo XX este animal fue de gran valor también como instrumento de comunicación, transporte de mercaderías y comercio, ya que facilitaba los intercambios atravesando las pedregosas vías de la isla, cosa imposible para los carruajes; al mismo tiempo se le utilizaba para apoyar funciones de vigilancia y defensa debido a su velocidad, lo que permitía que los guardias transmitieran información de un punto a otro sobre potenciales ataques enemigos, dando tiempo al ejército para la defensa.

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